El mercado de la bioeconomía costarricense muestra un gran potencial sin explotar

La Fundación CRUSA y la Kirchner Impact Foundation presentaron los resultados del estudio denominado “Análisis del ecosistema de inversión de impacto en el sector de bioeconomía a nivel nacional”, el cual se elaboró entre enero y diciembre de 2023 en el marco del primer programa de la Kirchner Fellowship en el país, un programa diseñado para […]

La Fundación CRUSA y la Kirchner Impact Foundation presentaron los resultados del estudio denominado Análisis del ecosistema de inversión de impacto en el sector de bioeconomía a nivel nacional”, el cual se elaboró entre enero y diciembre de 2023 en el marco del primer programa de la Kirchner Fellowship en el país, un programa diseñado para formar a la nueva generación de colocadores de capital en ecosistemas de inversión de impacto nacientes.

El informe identificó que Costa Rica se encuentra a la vanguardia en bioeconomía, con más de 100 emprendimientos identificados en diversas fases de desarrollo en esta vertical; sin embargo, presentan brechas en términos de su preparación para recibir inversión.

El estudio identificó las principales características de las empresas en bioeconomía en diferentes áreas que reflejan su nivel de madurez para recibir inversión. Además, el reporte destaca las oportunidades y desafíos del ecosistema en el sector de bioeconomía, así como el rol que puede tener la inversión de impacto en el desarrollo de las empresas.

Entre los principales hallazgos del informe, desde Crusa destacaron que el mercado de la bioeconomía costarricense muestra un gran potencial sin explotar, con un número de empresas mayor (102) al previamente reportado, lo que sugiere amplias oportunidades en este ecosistema, además, el 67% de las empresas identificadas están enfocadas en agricultura y alimentos.

Sobre la ubicación geográfica, se encontró que el 83% las empresas se concentran en la Gran Área Metropolitana (GAM), por lo que el informe señala que existe margen para expandir la generación de empleo a zonas periféricas, y destaca que la inversión de impacto puede ser un catalizador para la expansión de la bioeconomía fuera de la capital, impulsando tanto el crecimiento económico como la conservación de los ecosistemas.

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