La sustentabilidad en el sector vitivinícola argentino: innovación, negocios y desafíos
El sector vitivinícola argentino, conocido mundialmente por la calidad de sus vinos, enfrentó en las últimas décadas un desafío crucial: integrar la sustentabilidad a todas sus operaciones. Este esfuerzo no solo busca preservar el ambiente y responder a las exigencias de los mercados internacionales, sino también garantizar la viabilidad económica a largo plazo. La sustentabilidad […]
El sector vitivinícola argentino, conocido mundialmente por la calidad de sus vinos, enfrentó en las últimas décadas un desafío crucial: integrar la sustentabilidad a todas sus operaciones. Este esfuerzo no solo busca preservar el ambiente y responder a las exigencias de los mercados internacionales, sino también garantizar la viabilidad económica a largo plazo. La sustentabilidad atraviesa cada aspecto del negocio vitivinícola, desde la producción hasta la logística, lo cual impulsa la innovación y mejora los procesos.
“Este paradigama nos prepara para estar a la altura de nuestros consumidores que, se espera, valoren tanto la calidad del vino como la forma en la que se produce”, afirma Mercedes Álvarez, subgerente de Sustentabilidad de Bodega Trivento. En este sentido, la experta destaca que la sustentabilidad impulsa la eficiencia y la responsabilidad ambiental y social en el sector mediante la adopción de tecnologías más eficientes, energías renovables y métodos de cultivo que preservan el suelo y reducen el uso de agroquímicos.
Luis Peña, gerente de Calidad y Sustentabilidad de Bodega Domaine Bousquet, coincide con su colega: “El sector produce un bien culturalmente valioso y complejo y, por eso, fue un precursor histórico en la innovación y el impulso de movimientos debido a la exigencia de sus clientes. En las empresas, esto se traduce en la adopción de prácticas sustentables más holísticas, considerando cada proceso y el impacto de sus actividades. Desde la perspectiva de la innovación, se busca la reducción de químicos, energías renovables, packaging ecológico, maquinaria y sistemas de riego más eficientes”, enfatiza.
Pero, además, la industria busca integrar a todos los actores de su cadena de valor mediante la generación de relaciones a largo plazo con proveedores y el desarrollo de la comunidad local. Estas prácticas no solo mejoran la imagen y la competitividad del negocio, sino que son el incentivo para lograr eficiencia y contribuir a la mitigación del cambio climático.
Impacto ambiental
Además de las implicancias que suponen las diferentes certificaciones internacionales para la industria, otro de sus principales retos en materia ambiental es la reducción de la huella de carbono. “Tiene que ver con la reducción de emisiones a lo largo de toda la cadena de suministro. Esto implica mejorar la eficiencia energética y las prácticas agrícolas que ayuden a secuestrar carbono, el uso de energías renovables, la utilización de insumos que incorporen material reciclado y que sean reciclables y la logística de llegada de insumos y salida de producto”, detalla Peña.
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