¿El futuro del suelo agrícola? Una innovación que elimina plásticos y regenera la vida

En gran parte de América Latina, los agricultores están acostumbrados a ver los suelos protegidos por los rastrojos de cultivos anteriores, gracias a la práctica de la siembra directa. Esta técnica, extendida en cultivos extensivos como soja, trigo y maíz, ofrece una cobertura natural que protege el suelo, conserva la humedad y reduce la erosión.

Sin embargo, en otros tipos de producción, como la horticultura intensiva y los cultivos de alto valor, las condiciones son diferentes. Allí, el suelo suele quedar expuesto, lo que obliga a implementar soluciones adicionales para optimizar la productividad y proteger el ambiente de cultivo. Una de las técnicas más extendidas a nivel global para estos casos es el mulching, una práctica que en nuestra región, fuera del ámbito hortícola, aún resulta poco conocida.

¿Qué es el mulching y para qué se utiliza?

El término mulching proviene del inglés mulch, que significa “cubierta”. En la agricultura, se refiere al recubrimiento del suelo alrededor de los cultivos con una capa protectora de material, que puede ser orgánico (como paja o restos vegetales) o inorgánico (como plásticos).

Su objetivo principal es múltiple: reducir la evaporación de agua conservando la humedad disponible para las plantas; suprimir el crecimiento de malezas bloqueando la llegada de luz solar al suelo; regular la temperatura del suelo protegiendo las raíces de cambios térmicos bruscos; reducir la erosión amortiguando el impacto de lluvias y vientos; y facilitar el desarrollo de cultivos sanos y vigorosos, mejorando su eficiencia productiva.

El uso de películas plásticas para mulching —especialmente las de polietileno negro— se popularizó en cultivos hortícolas de alto valor, como tomates, frutillas, melones, pepinos y pimientos, así como en producciones extensivas en zonas áridas o semiáridas. También se emplea en viveros, cultivos de flores y en la producción de frutas pequeñas (berries) en regiones como Norteamérica, Europa y Asia.

Beneficios agronómicos del mulching

La aplicación de mulching ofrece ventajas claras en la producción agrícola intensiva. Aumenta el rendimiento al optimizar las condiciones de crecimiento, reduce el uso de agroquímicos al limitar la proliferación de malezas sin necesidad de herbicidas, disminuye los costos de riego gracias a la conservación de humedad en el suelo y mejora la calidad de los frutos evitando el contacto directo con el suelo y reduciendo enfermedades.

Estos beneficios explican por qué el mulching es una práctica consolidada en sistemas agrícolas altamente tecnificados, y por qué su uso se ha expandido en todo el mundo.

Sin embargo, el tradicional mulching plástico plantea un desafío significativo: una vez cumplida su función, estos materiales deben ser retirados y dispuestos adecuadamente. De no hacerlo, fragmentos plásticos quedan en el suelo, generando microplásticos que afectan la calidad de la tierra y su biodiversidad.

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